Se sabe que muchos distritos bonaerenses sufrieron las consecuencias del ajuste, pero en el caso de Pergamino, la situación viene de larga data y hasta el momento no le han encontrado una solución al tema de los camiones recolectores de basura. Tan es así que incluso se produjo un cortocircuito entre algunos funcionarios municipales.

Muchos de los vehículos que se utilizan para juntar los residuos tienen algunos desperfectos por falta de control y mantenimiento, pero eso no le impide al jefe comunal mandar a trabajar igual a sus empleados, sin tener en cuenta el peligro latente. En algunos casos, se pueden ver abolladuras, puertas trabadas, y la falta de paragolpes y guardabarros.

El que da las órdenes de que los camiones salgan a la calle a pesar del pésimo estado en el que se encuentran es Antonio López, responsable de Higiene Urbana, quien tuvo un cruce con un trabajador de su sector y es uno de los directores mimados que cuenta con el apoyo total del intendente Javier Martínez.

Uno de los furgones recolectores fue comprado hace apenas 10 meses, pero el chasis ya se encuentra hundido y su reparación parece lejana. Otro de los tantos que tienen problemas técnicos se encuentra desde de marzo de 2016 fundido en dos oportunidades. Quien se encarga de verificar el funcionamiento de los motores es un amigo de la infancia del jefe comunal, que hoy cumple funciones en el área de mantenimiento de vehículos municipales.

López llegó a la dirección de recolección de residuos de la mano del radical, hoy secretario del Concejo Deliberante de Pergamino, Diego Basanta, quien a su vez anteriormente ocupó el mismo lugar que su discípulo. Por una cuestión jerárquica, el director de Higiene Urbana debe obedecer al secretario del área, Guillermo Illia pero, según le informaron a NOVA, lo puentea y habla directamente con el alcalde, algo que generó una rispidez entre ambos.

Tiempo atrás, el municipio protagonizó un episodio en el que suspendió a un empleado por denunciar malas condiciones laborales luego de negarse a cumplir la tarea asignada. Además, fue castigado y lo encerraron durante siete horas en un galpón del corralón municipal por el solo hecho de exigir las herramientas y los elementos de seguridad adecuados.