En la actualidad hay diversos factores que médicamente están indicando que por encima de la dificultad física, es esencial interiorizarse de los efectos mentales que la provoca.
Investigaciones científicas indican que el antídoto realmente efectivo contra la enfermedad no es el ejercicio físico ni las dietas, sino una actitud mental sana.
También se encuentra que las emociones violentas como la ira y el enojo, son factores que apuntan a las enfermedades cardíacas, cáncer y otras enfermedades.
Investigadores de la Facultad de Medicina de Harvard han descubierto que la emoción más común en las dos horas precedentes a un ataque de corazón grave era la ira. Una vez que se desarrolla una enfermedad cardiaca, la ira parece ser particularmente letal. (http://www.inteligencia-emocional.org/ie_en_la_salud/lairaenrelacionalasalud.htm)
Las emociones de cualquier orden, pueden transformarse en un carácter pacífico, comprensivo, tolerante con uno mismo y con los demás.
Este reconocimiento pone en evidencia cuál es nuestro origen, si tenemos raíces basadas en los defectos de carácter de nuestros antepasados, o dependemos exclusivamente de un origen espiritual, netamente bueno.
En mi propia experiencia cuando he tenido que enfrentar situaciones en donde parecía que la reacción o la falta de paciencia hacia los demás predominaban, siempre ha sido de gran ayuda percibir que cada dificultad es la oportunidad de comprender algo, de avanzar espiritualmente e ir limpiando y eliminando malezas mentales y extirpar de raíz las hierbas amargas que acarrea el mal carácter y la falta de perdón. En su lugar, plantar una nueva semilla de bondad, de alegría y de expectativas del bien.
Pero hay un elemento fundamental para contrarrestar las dificultades con el carácter, algo simple que desarticula cualquier situación de encono o aspereza: la risa y también el canto.
¿Nunca pasaron por una situación que en lugar de preocuparlos y amargarlos pueden empezar a minimizarla y hasta encontrarle el lado favorable y positivo? }
La capacidad de reír en momentos de malestar puede ser el signo de que estamos empezando a tener nuevas perspectivas de la vida, y esto seguramente nos llevará a la curación o solución de alguna dificultad.
Promovamos un clima saludable, sintámonos sanos a partir del cultivo y desarrollo de nuestra conciencia y evidenciaremos una salud más estable, un carácter sosegado, amando la vida desde una contemplación más inspiradora, más serena, y experiencias dignas de vivirlas plenamente.
Depende de nosotros y de la actitud que tengamos para alcanzarlos.
(*) Elizabeth integra el Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana, en Argentina.
Escribe artículos relacionados con el impacto que produce la espiritualidad en la salud física, mental y emocional.
Contacto: Argentina@compub.org