A fines de marzo se realizó un festejo con motivo del 52 aniversario de natalicio del comisario Inspector Rodolfo Carlos Barral, pero recientemente transcendió esta reunión de jolgorio realizada en la ciudad de San Martin donde tiene asiento la unidad policial de San Nicolás, con amplia presencia de quienes deben dar el ejemplo ante la sociedad y en este caso son los que infringen las leyes, ya que en esa fecha regía la prohibición de reunión de más de 10 personas.
En esa festividad habrían participado masivamente oficiales, jefes a cargo de las dependencias a sus mandos, con alrededor de unas treinta personas, entre ellas, la comisario Lucia Orué y la subcomisario Fernanda Videla, ambas jefas de la Delegación San Nicolás de la PFA, junto a personal de su confianza como es el chofer, cabo Primero Oscar Cevallo.
El personal policial que había sido parte del convite y festejo, regresaron de la fiesta y continuaron con sus tareas cotidianas como si nada pasara, sin cumplir bajo ninguna circunstancia las normas sanitarias ordenadas por las autoridades nacionales y provinciales sobre el Covid-19.
Estos efectivos comenzaron a presentar síntomas similares al coronavirus y fueron afectando al resto de la dotación de la Delegación de aquella ciudad. Estando en cuarentena estricta, todo esto generó un malestar generalizado porque se puso en riesgo a la totalidad de sus familias.
Esto constituye a prima facie una grave falta al reglamento policial y falta de profesionalidad e irresponsabilidad y un gran desprestigio por parte de los uniformados en oficiales jefes.
Sumado a este panorama, vale resaltar que la Comisario Orué y la Subcomisario Videla fueron artífices de promover pases y traslados de forma compulsiva de la dependencia en cuestión, acusando y persiguiendo al personal sin motivo alguno y violando decretos del Ministerio de Seguridad de la Nación.
“Un efectivo aclaraba entre dientes sobre los traslados de personal de la institución, mientras estas dos corruptas están protegiendo a personal de la Brigada de esta dependencia que tranzan con el contrabando mayor y los narcotraficantes que promueven el comercio del narcotráfico nacional e internacional del puerto de la ciudad”, destacaron desde el seno de la Delegación.
Recordemos además, que este señor comisario polémico Barral fue descubierto en febrero 2020 espiando una asamblea de trabajadores y trabajadoras del INTI. En esa ocasión, fueron miembros de su quienes le sacaron fotos ilegalmente, siendo prácticas de la última dictadura militar.
Así están las cosas con policías y nada más y ni nada menos que del género femenino, justamente quienes no le permite al personal realizar adicional entrante y saliente de guardia. Sumado a todo esto, a los presos los tiene en una habitación que antes era para tramitar documentación, siendo masculinos y femeninos todos juntos, constituyendo un grave delito penal esa situación. Y con los superiores de la Policía Federal haciendo la vista gorda: ¿será porque recibirán algún sobre de la llamada caja policial?