Opinión

Imflar la vaca

Hemos dicho y lo seguiremos haciendo mientras así siga ocurriendo, que los medios masivos de comunicación son grandes empresas que responden a intereses económicos que son los que se terminan defendiendo desde esos espacios, ya sea la televisión, la radio, los diarios, o todos ellos como es el multimedio Clarín que posee el dominio de los medios que más consumen los argentinos. Los medios reescriben, reinterpretan la realidad. Y cuando la misma se contrapone con los intereses que esas empresas defienden, la realidad suele ser desdibujada, hasta inventada si es necesario, si eso sirve, y viene bien para defender sus negocios.

 

Esto ocurre y ocurrirá con los medios masivos, con los grupos concentrados de poder, hasta que no se intente una redistribución de la palabra que es bregar para que la realidad sea reinterpretada por más voces, y no baje como el discurso hegemónico dominante que a menudo ofrecen los medios. Esto se vio muy claro todo el año pasado con el conflicto al que los medios titularon “campo versus Gobierno”.

 

Como la puja de intereses persiste, realizar algunas preguntas, de esas que no se manifiestan a menudo, y mucho menos son formuladas por quienes nos sirven a la mesa la supuesta “realidad”, son indispensables como disparadores de aquello que habitualmente se refleja como verdad absoluta.

 

¿Si según sus declaraciones a Eduardo Buzzi, dirigente de la Federación Agraria Argentina, lo unió el espanto a la Sociedad Rural Argentina. No se sintió Buzzi espantado cuando Mario Llambías decidió reivindicar a Martinez de Hoz, o es que Buzzi ya no tiene retorno y forma parte del museo de la vergüenza argentina?

 

¿Si se estima que los productores agropecuarios son 320 mil, y la Mesa de Enlace representa a 100 mil productores, no sería conveniente dejar de llamar a los promotores de la soja, “el campo”, que es un sector mucho más vasto que el que representado por esas cuatro entidades?

 

¿Si en 15 meses el Gobierno de Cristina Fernández destinó 21.739 millones de pesos al agro en reducción de retenciones, plan ganadero, aportes de las economías regionales, subsidios por sequía, créditos a tasas blandas, entre otros; es posible seguir creyéndoles a los representantes de la Mesa de Enlace cuando dicen que el Gobierno no atiende sus problemas?

 

¿Si en el 2008 se exportaron 1030 millones de dólares en leche, un 50 por ciento más de la vendida al exterior en el 2007, no es hora que la Mesa de Enlace termine de una buena vez con la mentira de que el país va camino a importar leche?

 

¿Si tanto Biolcati, Llambías como Buzzi, repiten hasta el cansancio que en el país cierran tres tambos por día y no hay periodista que les pregunte cuándo, dónde, y no existen registros ni siquiera periodísticos de esa catástrofe anunciada por los jinetes del apocalipsis, no cabría preguntarles, si se les cree que eso sucede, a qué se debe el cierre de tambos, ya que los mismos integrantes de la Mesa de Enlace y promotores de la sojización piden menos o nula retención para esa oleaginosa que es una de las causantes del desplazamiento de la producción láctea, ya que cuanto más se gane con la soja menos se producirá leche?

 

¿Si uno de los planteos de la Mesa de Enlace es la eliminación o ponerle límites a la Oficina Nacional de Control Comercial Agropecuario (ONCA), que se encarga de asegurar el abastecimiento interno, que tiene como función una importante política de Estado, la de cubrir las necesidades de la población con productos que estén a precios acordes al poder adquisitivo de los argentinos, no atenta este pedido contra la soberanía alimentaria de  los ciudadanos?

 

¿Si a pesar de las críticas de las entidades agropecuarias que piden una mayor apertura de los mercados internacionales, en el primer semestre del año las exportaciones de carne vacuna aumentaron un 6 por ciento en comparación con el mismo período del año pasado, no es de festejar en lugar de repudiar, el trabajo realizado por la Oficina Nacional de

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