Las sospechas iban en aumento y el hecho se consumó: Asuntos Internos intervino la Comisaría N° 2 de la ciudad y se llevó los libros de acta del 2016 y 2017. “Las irregularidades eran tan grandes que ya no se podían ocultar”, informaron fuentes cercanas a RamalloCiudad.

A pesar que se manejan algunos nombres de policías implicados, la Auditoría N° 3 sigue con la investigación. Las acusaciones girarían en torno a la caja chica de la Comisaría, pero también a nexos con delincuentes de la región.

En relación a las maniobras para estafar al propio Ministerio de Cristian Ritondo, una de ellas era hacer figurar la presencia de cinco móviles en actividad, cuando solo funcionan dos, pero cobrando el combustible por todos.

Por otro lado, se sospecha que “vendían allanamientos y cuidaban a cacos por amistad, avisándoles que les iban a caer en sus búnkers, para que se vayan o directamente reventaban otros domicilios, todo a cambio de vueltos”.

Asimismo, la fiscal estaría al tanto de todas estas irregularidades pero brilla por su ausencia: aseguraron que jamás acudía a la Comisaría y manejaría todo vía Whatsapp.