Por Elizabeth Santángelo (*), especial para RamalloCiudad.
Crisis es un término muy
usado actualmente, y nos sugiere transformación y cambios.
¿Cómo alcanzar y poder
contribuir con estos cambios?
Depende de nosotros
únicamente. Depende de la actitud que tengamos ante las situaciones y
experiencias de la vida cotidiana.
Podemos observar que junto
con la crisis, el estrés, la ansiedad y el mal humor nunca cooperan con la
salud y el bienestar.
Datos para tener en cuenta:
“En el primer semestre del 2012 los titulares europeos mostraban una misma
situación con distintas formulaciones gramaticales: ‘España entró en una
recesión’, ‘
Reino Unido entró en
recesión’, ‘Holanda entró en una debacle política por el ajuste’, ‘la calidad
de vida en Italia en ajuste’. Paralelamente a estos temas macroeconómicos y
políticos, meses antes, el New York Times había presentado una nota que
señalaba el incremento de los suicidios en pequeños y medianos empresarios de
Europa ante la debacle de la economía que también había llevado a la debacle en
sus vidas. El impacto emocional también aparece en el aumento de las adiciones,
tal como lo señala la investigación de la organización inglesa “Life Works”,
que trabaja con personas del sector financiero”. Fuente:
http://www.reeditor.com/columna/4710/24/psicologia/las/consecuencias/emocionales/la/crisis
A través de un orden mental
¿es posible manifestar mayor armonía y bienestar en todos los aspectos de la
vida cotidiana?
El mismo orden puede
evidenciarse en la salud, y por consiguiente alcanzar una mejor calidad de
vida, no dependiendo de ningún factor humano o material, ya que la salud no es
una condición de la materia o el cuerpo, sino de la mente.
En una oportunidad escuché
el comentario de un sociólogo que estando con un grupo de personas, uno de
ellos le preguntó de qué manera podía ayudar a un país en crisis. El sociólogo
le respondió con una pregunta: ¿Usted a qué se dedica? El respondió que era
taxista.
El profesional añadió que le
preguntaba por su ocupación porque consideraba que la forma de ayudar al país
es siendo mejores individuos desde el lugar en que cada uno se encuentre,
porque comprobará que no solo se logra un bienestar social sino que además es
posible superar desarreglos físicos y aún mentales como el estrés.
Le dijo al taxista: “Usted,
preocúpese de tener el coche en buen estado, ofrezca un buen servicio, sea
honesto con el precio, no cobre de más; y sea prudente al manejar”.
Con estas herramientas no
solo contribuirá a que su país vaya mejor sino que usted mismo se sentirá un
mejor hombre.
La oración y la fe son
eslabones de una misma cadena.
Porque la oración se basa en
saber –aún no teniendo evidencias palpables- que Dios siempre tiene un
propósito bueno para cada uno, y que para El no hay nada imposible de lograr.
Aún no viendo resultados
inmediatos, es la fe la que nos nutre y sostiene espiritualmente, adaptándonos
a nuevas formas y habilidades, y hasta poniendo en marcha el ingenio y la
creatividad, cualidades que provienen de Dios, como la inteligencia divina.
San Pablo a los Hebreos,
enseñó que “la fe es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no
se ve”.
La oración es la encargada
de mantenernos en sintonía con este ideal, siendo constantes y no dejándonos
invadir por el desaliento y la frustración.
La crisis puede
transformarse en momentos trascendentes para el crecimiento y prosperidad del
individuo, así como influir en los demás integrantes de una sociedad.
“El valor de un hombre
debería verse en lo que entrega y no en lo que es capaz de recibir” (Albert
Einstein)
(*) Elizabeth es residente
uruguaya y vive en la ciudad de Rosario
desde hace tres décadas. Ejerció en su país la docencia en el campo de la música
y también fue publicista por más de 15 años.
Escribe artículos
relacionados con el impacto que produce la espiritualidad en la salud física,
mental y emocional. Los contenidos reflejan una forma de vida saludable y
equilibrada para alcanzar el bienestar integral de cualquier persona.
Se desempeña como Comité de
Publicación de la Ciencia Cristiana, para Argentina.
Contacto:
Argentina@compub.org