Durante la sesión ordinaria celebrada este jueves, la Cámara de Diputados de la Provincia de Buenos Aires aprobó por unanimidad de votos el proyecto presentado recientemente por el diputado Gustavo Vignali, referente a establecer protocolos de actuación para reducir el acoso escolar de manera sistemática.
La iniciativa toma como referencia el exitoso programa “KiVa”, gestado y llevado a la práctica por la Universidad de Turku en Finlandia, y su enfoque está puesto en trabajar en la prevención del bullying. Por eso se aplica, sobre todo, en el Jardín y la Primaria, para que los chicos incorporen los buenos códigos de conducta desde una edad temprana.
De esta manera, dicho programa contempla acciones universales, que son de prevención, y focalizadas, de intervención. Las universales se dirigen a todos los alumnos del colegio y pretenden influir en las normas de convivencia del grupo reforzando los valores. Las focalizadas, a diferencia de otros métodos que a la hora de intervenir se centran en la víctima y el acosador, son planes de acción que intentan cambiar las normas que rigen al grupo. Previenen que ocurran nuevos incidentes, minimizan los efectos negativos del acoso y mejoran la convivencia escolar.
“KiVa” se centra también en esos chicos que no son acosadores, pero sí testigos: los que observan, los que se ríen -reforzando la acción del victimario- y aquellos que no están de acuerdo pero aún así callan. Por eso, los expertos en el programa aseguran que "si el que se ríe deja de hacerlo, es un gran paso. Si el que se queda callado pero no está de acuerdo se anima a intervenir o a pedir ayuda a un adulto, es un cambio positivo. Y siempre se trabaja con los alumnos desde la posibilidad, no desde la imposición”.
En Argentina, el acoso escolar es una problemática evidente y que requiere una particular atención. Un informe reciente de Unicef señaló que el país lidera los rankings de bullying en la región y, por supuesto, la provincia de Buenos Aires no escapa a ello. La posibilidad de que, de ahora en adelante, las escuelas bonaerenses puedan contar con un protocolo de actuación como el que ofrece “KiVa” resulta clave.
"El bullying es una de las adversidades más severas que enfrentan los chicos en las aulas, ocasionando en las víctimas consecuencias negativas tales como ansiedad, depresión, soledad, baja autoestima y dificultad para confiar en otras personas a lo largo de la vida. Participar de un escenario de maltrato es nocivo para cualquiera, y quien en cierto momento es agredido o simple observador puede, en una futura ocasión, tomar el rol de agresor ", detalló Vignali.
Los resultados positivos que alcanzó este programa en Finlandia, sirvieron como motivación para que muchos países en el mundo lo consideraran un modelo a seguir y lo pusieran en funcionamiento. Hasta el momento, las experiencias en Argentina eran pocas, la única escuela pública bonaerense en aplicarlo es la Primaria N° 5 Bernardino Rivadavia de la ciudad de Campana, pero los encargados de la implementación en los países de habla hispana, afirman que es viable debiéndose considerar ciertas variables argentinas al programa, haciendo una buena planificación, un análisis del contexto y de las necesidades específicas existentes.