Personal del hospital y bomberos voluntarios salieron en las últimas horas hacia la Ruta Provincial 32 y despertaron la alarma de los vecinos de Salto. En ese momento, la ciudad comenzó a escuchar diversos rumores sobre un accidente que involucraba a un micro con destino a Rosario.

Las redes sociales fueron el motor del desconcierto, llenándose los muros de Facebook y los grupos de WhatsApp de supuestos trascendidos.

Si bien es cierto que varios móviles se dirigieron al lugar para una posible asistencia a las víctimas, los rumores quedaron de lado al constatar que se trataba de un colectivo de línea parado a la vera del camino.

Felizmente y luego del tan ponderado “teléfono descompuesto”, se supo que se trataba de una falsa alarma. ¿De dónde y por qué sale este rumor y qué sentido tiene generar tanto daño en las personas? Los letrados se preguntarían, ¿qué pena le cabe a alguien tan ocurrente pero no por eso menos nociva para la sociedad? De conocerse al autor del hecho, ¿se podría iniciar algún tipo de acción legal?

Son sólo algunas de las preguntas que surgen luego de ver cómo se juega con el miedo colectivo por una broma de mal gusto.