No me puedo recuperar…
Todavía me cuesta creerlo….
Lo abracé por primera vez una mañana temprano de enero de 2003, en una de las oficinas de la Casa de la provincia de Santa Cruz.
Me costó abrazarlo por lo grande y alto que era; con el tiempo me di cuenta que era realmente así: era muy grande y muy alto, no sólo físicamente.
En ese primer encuentro me dijo: “dale pibe, porque no sabemos lo que nos depara la vida (…) yo venía trabajando para llegar a la presidencia en 2007 y mira, me parece que va a ser ahora”.
De la emoción que tenía no recuerdo muy bien lo que le conteste, pero se que le dije que era de Ramallo y que desde ahí lo iba a apoyar con todas mis fuerzas.
Hoy te despido Néstor, con un fuerte abrazo peronista y militante. Hasta la victoria, siempre!
Licenciado Roberto Horacio Pineda
Presidente de Fundación Rumbos