El pasado 19 de junio volvía a Ramallo, una vez más y como tantas otras veces, el controvertido Código de Ordenamiento Urbano y Territorial (COUT).
En silencio, inadvertido, no hubo ninguna voz que explicara el motivo del retorno, y mucho más porque en la secretaría en la que se encontraba (Dirección de Ordenamiento Territorial), la última antes de la homologación definitiva, anticipaba una inminente aprobación desde la Gobernación de la Provincia ¿Las razones de su retorno? Su inviabilidad.
Desde que fuera sancionado por primera vez por el Concejo Deliberante, en los lejanos días de 2012, por iniciativa del entonces intendente de Ramallo Walter Ariel Santalla, ha observado un tránsito permanente entre la Dirección Provincial de Ordenamiento Territorial y el Municipio de Ramallo, y ello se debió al pésimo diseño que lo caracteriza, redactado a la medida de un puñado de empresarios, y en particular de la empresa PTP Group (que pretende instalar un puerto en el Tonelero).
El COUT fue prácticamente dibujado sobre el mapa de catastro del partido, bajo el único criterio de asegurarles a los empresarios ciertos sitios estratégicos, actualmente de propiedad pública, sin obedecer a ningún estudio serio, ni en profundidad y mucho menos, consultado con sus principales afectados, los vecinos de Ramallo.
La improvisación y la celeridad descuidada de su elaboración quedan demostradas en los sucesivos “parches” que se debieron anexar para corregir errores de todo tipo, así como también para adaptarlo a las repentinas exigencias que los hombres de negocio le iban proponiendo al poder político. Y a cada modificación le correspondió una nueva evaluación de los organismos provinciales.
Desde que la ciudadanía se comenzó a interiorizar y a manifestarse en contra de la norma la situación se volvió aún más compleja. Acciones judiciales y administrativas de todo tipo, evidenciaron aún más la enorme cantidad de inconsistencias y debilitan la legitimidad y la viabilidad de la reglamentación, haciendo que en numerosas circunstancias los propios funcionarios responsables de avalarla con su firma, se negaran a hacerlo.
Desde UPVA hemos derramado ríos de tinta explicando los errores, contradicciones e improvisaciones que caracterizan al COUT y de ser necesario volveremos a hacerlo. Hemos insistido de manera permanente en la necesidad de realizarlo de manera consultiva con los vecinos y las organizaciones del partido de Ramallo. Si tan importante es para nuestro desarrollo (como estamos seguros todos de que lo es), más que votarlo una vez más “de prepo”, en silencio y “entre gallos y medias noches” como se vino haciendo las últimas veces, para ver si este nuevo intento por fin convence a las autoridades provinciales de aprobarlo, debemos rediseñarlo para que tenga licencia social y el consenso de una comunidad que lo respalde. Insistir en un Código inviable (legal, social, política y económicamente), más que una preocupación por puestos de trabajo o inversiones, parece una incomprensible insistencia en un error que hoy promete repetirse.
Nuestra organización ha convocado una vez más a los representantes de los diferentes bloques para discutir sobre la necesidad de abrir la redacción del COUT, tomando en cuenta las preocupaciones, los intereses y la palabra de los vecinos, tanto la nuestra, como la de cualquier otra persona que sienta que tiene algo que aportar a la planificación del futuro de Ramallo.
La vuelta del Código, es una oportunidad para que de una vez por todas se hagan las cosas bien.
Asociación Civil UPVA “Unidos por la Vida y el Medio Ambiente”
Miembro del Renace "Red Nacional De Acción Ecologista”