El eje de la discordia fue un nuevo sistema de internas partidarias para la elección de candidatos a cargo provinciales (gobernador, intendentes, etc.). Elaborado por un grupo de dirigentes del PJ oficialista encabezado por el vicepresidente del Senado, Federico Scarabino, y con el presidente de ese cuerpo, el vicegobernador Alberto Balestrini, como uno de sus más vehementes impulsores, el proyecto era casi idéntico al que impulsó
Sobre la fecha de realización de esas internas, el proyecto no especificaba nada. Y los especialistas coincidían en que no había aspectos del sistema que obligaran a que fueran simultáneas a las internas nacionales ni tampoco en fechas separadas. Pero algunos de sus impulsores salieron a proclamar a los cuatro vientos que aspectos técnicos de los comicios bonaerenses iban a obligar a separar ambas internas. Era, claro, como decir que los oficialistas de
A comienzos de esta semana, cuando el Senado ya había aprobado el proyecto, Kirchner se enteró de la presunta jugarreta en su contra y montó un frenético operativo para desarmarla. Llamó al gobernador Scioli, a Balestrini y puso a dos de los ministros nacionales de extracción bonarense, Florencio Randazzo y Julián Domínguez, a trabajar para que en Diputados -que se disponía a sancionar, en horas, la iniciativa sin cambios- se introdujera una cláusula que estableciera que las internas de
La tropa del PJ-FpV de Diputados se rindió en un minuto. El hombre de Kirchner en cuestiones de técnica jurídica, Carlos Zannini, redactó de su puño y letra la cláusula de la simultaneidad. Y el jueves, mientras el ex Presidente juraba en el Congreso, los diputados bonaerenses aprobaban un sistema de internas partidarias para
Pero como el proyecto tiene que ser tratado otra vez por el Senado, por los cambios efectuados en Diputados, Kirchner enfocó también sus cañones hacia
Ocurre que el Senado cambió su reglamento y prohibió las licencias de sus miembros para ser funcionarios de ámbitos ejecutivos cuando Franetovich ya era senador provincial electo y ministro. El hombre, entonces, pretende que se aplique en su caso el viejo reglamento, asumir como legislador y que se le dé una licencia para seguir en el gabinete de Scioli. Balestrini ya dijo públicamente que no se la otorgará y Franetovich -un soldado de Randazzo- anunció que iría a
Y en eso estaban Balestrini y Franetovich cuando Kirchner inició el operativo para que el Senado sancione la ley de internas con cláusula de simultaneidad. Y así, aunque se encaminaba a una derrota en el Congreso y operaba a cuatro manos en el intento de evitarla, el ex Presidente tuvo tiempo el jueves para invitar a Franetovich a su jura, encontrarlo en la vereda del Parlamento, sacarse una foto con él y disponer que fuera distribuida a los medios.
A esta altura, el oficialismo está envuelto en llamas. En el Senado se declaran furiosos con medio mundo. Con los diputados, porque votaron la "ley Kirchner" de internas. Con Randazzo, porque "echa leña al fuego" con el asunto Franetovich. Con Scioli, por "no haber frenado a su ministro y permitir que llegara a semejante nivel de conflicto" con el Senado. Con el intendente de Tigre, Sergio Massa, a quien acusan de haberse ocupado de que el ex Presidente creyera que el proyecto original de internas era una jugarreta en su contra. Y algunos ministros de