La oposición, que logró quórum propio en
También Eduardo Duhalde busca diferenciarse en sus apariciones públicas en su objetivo de quedarse con la conducción del PJ y desplazar a Kirchner. Se muestra permanentemente con el radical Rodolfo Terragno, con el que impulsan un acuerdo entre distintas fuerzas políticas en torno a educación, inversiones, seguridad y pobreza.
Ante la situación de crisis social y económica que vive el país, no alcanza sólo con ponerle un freno al poder: los referentes opositores también tienen la obligación de elaborar alternativas de cambio que permitan cumplir con el voto popular que se expresó en las últimas elecciones.
Iniciativas como transparentar el irregular INDEC, eliminar los superpoderes y facilitar el acceso a la información pública, que en las próximas semanas impulsarán distintos sectores de la oposición, son necesarias y deben sancionarse. Pero con este tipo de proyectos no se aportarán soluciones para el principal problema que existe en el país: uno de cada cuatro compatriotas es pobre, y la indigencia está causando estragos en importantes centros urbanos del país.
Tampoco se escuchan propuestas desde la oposición -ya sea desde la centroderecha, el centro o la centroizquierda- que apunten a que haya planes de créditos accesibles para pymes e industrias nacionales, como así tampoco de qué forma se podrá combatir la inflación que en 2010 volverá a ser un problema.
Los Kirchner demostraron que no están dispuestos a cambiar. Su modelo económico apunta a un capitalismo de amigos, manteniendo muchas de las bases que
se instalaron en la década pasada durante el auge de las políticas neoliberales. Así
es como, pese a los seis años ininterrumpidos de crecimiento económico, el propio INDEC reconoce que en el último tiempo ha empeorado la distribución del ingreso: asistimos a un país donde los ricos son más ricos, y los pobres cada vez más pobres.
La clase media, que durante décadas fue el ícono de la movilidad social, es duramente castigada por las políticas gubernamentales que incluyen esquemas impositivos altamente regresivos (ni siquiera hay un impuesto que grave la renta financiera) y tarifazos que apuntan al corazón del poder adquisitivo. Esta situación ni siquiera forma parte de la agenda de prioridades de la oposición.
Ante este panorama, el peor error que podrían cometer aquellos que tienen aspiraciones de llegar al poder en 2011 es especular políticamente y no transparentar cuáles son sus planes de gobierno, en caso de que tengan algún proyecto estratégico. Sabido es, además, que la improvisación extrema pueda resultar letal a la hora conducir los destinos de un país.
Asimismo, las contradicciones internas afectan a casi toda la oposición. Un claro ejemplo es el radicalismo, que volvió a acoger en su seno a los cobistas. Así, cargos de conducción del centenario partido serán ejercidos por quienes responden al vicepresidente de un Gobierno al cual dicen oponerse. Por ello los socios políticos del radicalismo, como Elisa Carrió, ya salieron a alertar que esa situación significa el principio del fin del Acuerdo Cívico y Social, que obtuvo más de 5 millones de votos en las últimas elecciones.
La principal preocupación