Por Martín López Lastra
En una semana cargada de anuncios se configuró una positiva instancia para proyectar la gestión provincial en su dimensión comunicativa, la más compleja que tienen las distintas administraciones desde hace años.
El hallazgo de carbón convierte en histórico ese anuncio. Y alimenta más el debate cuando está en pleno debate leyes como la hidrocarburífera que ya enfrenta al oficialismo y a la oposición. Está en pleno cimiento la construcción del perfil mineral de una provincia eminentemente productiva y agropecuaria y que no conoce de regalías como otros estados.
La otra cuestión tiene que ver con la seguridad. El ministro del área, Ricardo Casal acelera los tiempos, abre frentes y genera y comunica el despliegue de operativos que operan como disuasivos. En este último caso, con operativos antidesarmaderos en Villa Gesell, lugar que desde hace meses es motivo de polémicas porque, al parecer la estadística no acompaña. Incluso algunos dirigentes sociales del distrito habían señalado que la propia y esencial actividad turística estaba en riesgo a raíz del alto índice delictivo.
Casal no se quedó sólo a contemplar la labor de su estructura policial. Convocó al Consejo de Seguridad y creó, a su vez el consejo metropolitano. El primero, un ámbito de debate que la oposición reclamaba a gritos para el intercambio de opiniones y propuestas. El segundo, como una presentación de nuevas tácticas para combatir el delito.
Los lanzamientos de espacios de discusión y operativos siempre oxigenan cualquier tipo de gestión. Imposible criticar en forma instantánea sin pasar por lo reactivo de un sentido común que siempre garantiza algún plazo de observación y espera. Es como los primeros cien días de un gobierno en que nadie, ni el más depredador político se atreve a disparar con munición gruesa.
Sin embargo la reiteración de lanzamientos puede traer un efecto contrario, si tras los anuncios no hay pruebas fehacientes de haber alcanzado un mínimo de las metas proyectadas. En ese sentido, desde la oposición aún suelen dar esos plazos de gracia y el oficialismo no desaprovechará esta situación, cuando se ingresa a la etapa en que el proselitismo golpea las puertas.
Encuestas que van y vienen
Mientras tanto, el rugir de las encuestas (que en los últimos años han padecido de menor poder y eficacia que en otros años) vuelve como canto de sirena para algunos políticos. Y Scioli no es la excepción, máxime cuando su ánimo positivo recuperado se basa en las buenas noticias de los sondeos.
Supuestamente los dos o tres puntos de ventaja del gobernador sobre Francisco de Narváez no dicen mucho. Pero sí para el oficialismo que venía desde abajo con la ansiedad de recuperación, tras el desmadre de una elección como la del 2009 que convirtió a
Algunos voceros sciolistas deslizan, aunque no derrochan optimismo. Al respecto argumentan con la siguiente cuestión "Scioli no tiene techo, su perfil personal le permite un valor agregado para buscar votos por fuera del