Este martes se conmemora el 25 aniversario de la “Masacre de Ramallo”, el trágico robo con toma de rehenes en el Banco Nación de Villa Ramallo, que terminó con tres muertos, un suicidio y muchas dudas.
Todo comenzó en la mañana del 16 de septiembre de 1999, cuando los delincuentes Martín “Tito” Saldaña, Javier Ernesto Hernández y Carlos Sebastián Martínez planearon el asalto a la sucursal del Banco Nación. Entraron armados y con explosivos a la sucursal cuando el gerente Carlos Chaves le abrió la puerta al cartero Fernando Vilchez. A los gritos lo tomaron de rehén junto a Chaves, a su esposa, Flora Lacave, el contador Carlos Santillán, el empleado del banco Ricardo Pasquali, y un empleado del canal de cable 4 local, Diego Serra, que pasaba por el lugar.
Los asaltantes tenían el dato de que en esa sucursal había 30.000 pesos en los mostradores y otros 100.000 en el tesoro. Durante más de 20 horas mantuvieron cautivos a los rehenes, con la presencia en las inmediaciones de las Policías Bonaerense y Federal y los funcionarios del Poder Judicial. Las cámaras de TV y diversos medios de comunicación rodearon la escena y todo se siguió minuto a minuto en vivo.
Hasta que cerca de las 4 de la madrugada del 17 de septiembre de 1999, los delincuentes decidieron fugarse en el auto de Chaves llevando a tres rehenes -Chaves, su esposa Flora Lacave y el contador Santillán- como escudo humano.
La huida culminó con un intercambio de más de 150 disparos entre la policía y los delincuentes, y que derivó en la muerte del gerente y del contador de la sucursal y del secuestrador Hernández. Saldaña apareció ahorcado en su celda luego.
Se trata de uno de los capítulos más negros en la historia de las tomas de rehenes en el país, en donde a lo largo de dos juicios orales se condenó a los policías que efectuaron los disparos. En 2004, siete de los ocho policías acusados por la denominada “Masacre de Ramallo” recibieron penas de entre 2 y 20 años de prisión. La más alta recayó sobre Oscar Parodi, condenado a 20 años de prisión. Ramón Leyva recibió 18 años de cárcel; Aldo Cabral, del Comando de Patrullas -que les dio apoyo desde afuera a los delincuentes-, 17 años; Jorge Aguilar -que aportó el pan de trotyl- fue condenado a 15 años.
El caso provocó la renuncia del ministro de Seguridad y Justicia bonaerense, Osvaldo Lorenzo, tras 45 días en el cargo, y el por entonces gobernador Eduardo Duhalde disolvió el Grupo Especial de Operaciones (GEO).
