CAPITAL FEDERAL, Septiembre 19.-(Por Mario Wainfeld) El raro optimismo opositor frente al Presupuesto. El pago con reservas, previsto en la ley, rememora un debate de verano. Cataclismos que no fueron. Marcó del Pont, del escarnio a los resultados. El furor opositor y los cambios de escenario. Datos de una sociedad plural y vivaz.
El ministro de Economía, Amado Boudou, presentó el presupuesto 2011 en el Congreso, conforme las rutinas institucionales. La oposición, según estipulan las reglas no escritas de la competencia política, puso el grito en el cielo, mayormente sin profundizar detalles. El juego de roles es clásico, se exacerba y simplifica en la coyuntura.
En general son contados los senadores y diputados que pueden (saben) “leer” en detalle la “ley de leyes”, barroca de por sí, plena de tecnicismos, reservada a economistas. Siempre son un puñado los que pueden argüir con saber propio y cierta autoridad. El tratamiento se completa con funcionarios avezados de provincias que (por mandato de sus gobernadores) se internan en los aspectos referidos a sus intereses territoriales. A veces eso determina apoyos inesperados o negociaciones parciales que derivan en ellos. De plata se trata, de intereses tangibles y no sólo de la maniquea alternativa entre oficialismo y oposición. En general, quizá no en las fragorosas jornadas de la primavera de 2010, que ya alborea.
Suena difícil que el Presupuesto sea aprobado en Diputados, la cámara de origen según
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Viento de cola, con consenso: El ejecutivo prevé un crecimiento del PBI del 4,3 por ciento, cálculo parco comparado con las estimaciones de los (pocos) consultores creíbles, entre los que resalta Miguel Bein. Para el Grupo A la previsión se queda corta: han virado, sin asumirlo ni dar razones, del pesimismo apocalíptico sobre el futuro a un cálculo seguramente más afinado. No es, jamás podría ser según su manual de estilo, el reconocimiento de que el “modelo” rumbea pasablemente bien. Es apenas un eje nuevo para meter en la compactadora del antagonismo permanente.
Presumir que el próximo será un año con estabilidad, dólar firme y perspectiva de crecimiento sostenido, aún pagando vencimientos de deuda externa con reservas del Banco Central, debería ser (en buena lid) la admisión de que muchas profecías del Grupo A quedaron desairadas.
El Ejecutivo, en efecto, endereza su praxis del pasado verano: incluye en la ley la autorización para disponer las reservas hasta 7504 millones de dólares destinados al Fondo del desendeudamiento argentino (Fondea). Su creación, con un decreto de necesidad y urgencia (DNU), vino en yunta con el escandalete que provocó el banquero central Hernán Martín Pérez Redrado, quien devino por un ratito en un paladín de la república. La tormentosa polémica pasó, Redrado volvió a la sociedad civil, sus acciones públicas bajaron. Por entonces, el hombre, sus allegados y algún pope del Peronismo Federal fantasearon con hacerlo un presidenciable. Hoy, su máxima cotización es que el gobernador Mario Das Neves dice que, si fuera presidente, lo llevaría como ministro de Economía. Es como si hubiera derivado de ser anhelado por el Barcelona a integrar el banco de suplentes de El Porvenir, dicho esto con el mayor respeto por las perspectivas del mandatario chubutense y del digno club de casaca negra y blanca.
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La desprolija instrumentación del Fondea sirvió de aliciente para que los senadores “A” vapulearan a la sucesora de Redrado, Mercedes Marcó del Pont. El acuerdo para que completara el mandato del ya entrado en años golden boy fue una de las tantas escaramuzas bullangueras del Congreso y la primera derrota opositora en toda la línea. Se inauguró una costumbre en
El mandato de Marcó del Pont vence el próximo jueves 23. La presidenta Cristina Fernández de Kirchner no ha confirmado aún si la mantiene en su sitial y, en tal caso, si opta por hacerlo “en comisión” hasta diciembre de 2011 (cese de su propio mandato) o si envía un nuevo pliego para designarla por siete años, previo acuerdo senatorial. Todo indica que Marcó del Pont, a despecho de movidas de piso internas y externas padecidas, contará con la confianza de Comentarios