Encuentro récord en San Pedro

Unos 1.200 chicos pasaron por la Vidriera Tecnológica del INTA

El objetivo de esta edición fue compartir tecnologías e iniciativas que el INTA lleva adelante con la mirada puesta en mejorar la armonía con el medioambiente.
El objetivo de esta edición fue compartir tecnologías e iniciativas que el INTA lleva adelante con la mirada puesta en mejorar la armonía con el medioambiente.

Durante dos días y a un ritmo parejo de circulación, alumnos de escuelas primarias y secundarias, de zonas urbanas pero también rural, recorrieron la propuesta organizada por la Estación Experimental Agropecuaria San Pedro.

El objetivo de esta edición fue compartir tecnologías e iniciativas que el INTA lleva adelante con la mirada puesta en mejorar la armonía con el medioambiente. Desde la exploración de iniciativas agroecológicas (en ensayos, en búsquedas con productores, y en el trabajo que desde hace más de 20 años lleva adelante Prohuerta), hasta otras que combinan el manejo integrado de técnicas que aun utilizando agroquímicos de síntesis química, tienen en cuenta la combinación de otras como el monitoreo, la solarización, o la rotación de cultivos.

En esta ocasión, en la organización se trabajó de manera articulada con el área de educación de la provincia a través de sus responsables, así como en una convocatoria temprana y de relevamiento de intereses.

El 56 % de los chicos que participó, correspondió al partido de San Pedro, con la presencia no solo de chicos de escuelas de la ciudad cabecera, sino también de Gobernador Castro, Río Tala, Vuelta de Obligado, Pueblo Doyle y los Parajes Basso y Del Pardo. El 12 % fue de los partidos de Ramallo y San Nicolás, mientras que el 22 % correspondió a escuelas de otros partidos (Portela -Baradero-, Bragado, Quilmes y Capitán Samiento). Como todos los años participó una escuela de Santa Fe (Bigand), y la novedad fue el esforzado viaje de las escuelas de Islas, de los Parajes Los Laureles (frente a Baradero) y Los Patos (frente a Zárate).

La propuesta 2017

Este año, la propuesta contó con cuatro estaciones. Hubo una que invitó a los chicos a cuestionarse algunos saberes que se naturalizan desde chicos, y que desconocen la importancia del suelo como sustento de un ecosistema vital. Algunas preguntas que los chicos debieron discutir fueron ¿hay que arrancar los yuyos?, ¿lo único lindo de las plantas son las flores?, ¿las hojas caídas ensucian? A partir de esta propuesta, se llevaron la idea de la importancia de no dar nada por sabido, sin contextualizarlo y pensando en la importancia de los ciclos integrados.

Otra estación mostró a los chicos cómo es posible realizar cultivos sustentables sin el uso del suelo con tecnologías apropiadas. Con dos invernáculos rebosantes de hortalizas y flores, los chicos pudieron conocer las distintas técnicas y la búsqueda para que esos sistemas sean más sustentables, con la utilización eficiente del agua.

También hubo una estación que propuso a los chicos comparar ensayos realizados en búsqueda de productos alternativos a los de síntesis química para controlar enfermedades. Este caso, pudieron conocer los avances en pruebas de preparados realizado a base de ajo, para comparar con fungicidas, para controlar algunos hongos en acelgas y en emerocalis.

Hubo además un espacio enfocado en la fruticultura, que acercó a los chicos al mundo de la producción de frutas, a partir de la observación de la colección de frutales que tiene la Estación Experimental. Aquí se enfatizó en el triángulo cultivo, ambiente y enfermedad, como ejes para pensar en la elección de la instalación de una planta frutal.

Y como en los últimos años, como una actividad perseverante de formación y prevención, se trabajó con los chicos en las medidas importanes a tomar a la hora de aplicar agroquímicos, para prevenir cualquier tipo de accidente o contacto del producto. Aquí los chicos pudieron probarse trajes y máscaras necesarios para la seguridad en el trabajo rural.

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