Lo cierto es que a esta altura ya surge definitivo que los diversos sectores de la oposición no le encontraron la vuelta a cómo pararse en esta instancia, luego de la debacle en que los sumió el resultado de las primarias. Con reposicionamientos aun más descarnados que los habituales en la política, el objetivo pasó a ser alcanzar, en la medida de lo posible, algunas bancas en el Congreso, en
En pos de esa consigna, casi todos los candidatos presidenciales salieron de escena -también varios postulantes a gobernador-, empujados por los aspirantes a otros cargos, que les recriminan que su acompañamiento los perjudica. Y las únicas pulseadas que generan cierto interés y algún entusiasmo se dan en unos pocos municipios donde las primarias no mostraron un resultado definitorio. El oficialismo, en todos sus niveles, en tanto, lleva adelante una campaña que refleja el convencimiento de que lo mejor es repetir el perfil y los movimientos que desplegaron para las internas.
Pero que no haya "clima" electoral en las fuerzas políticas no significa que sus actores estén quietos.
En la oposición sobresalen algunos movimientos orientados a dar por terminadas ya antes del 23 algunas alianzas electorales. Es el caso de
En el Frente Amplio parece desinflarse el ímpetu post-primarias con que el sector retomó el proceso electoral. El objetivo de instalar a Hermes Binner en el distrito bonaerense, en busca de un segundo lugar en la elección presidencial que pueda dejar al espacio relativamente posicionado en el escenario nacional para el futuro, no estaría alcanzando el resultado esperado, según admiten dirigentes provinciales y reflejan algunas encuestas.
HERVIDERO OFICIALISTA
El oficialismo, por su lado, aunque es comprensiblemente absoluto su convencimiento de que el 23 se encontrará con una victoria arrolladora en casi todos los estamentos en disputa, es un hervidero. Con miras, claro, al día después de las elecciones.
Scioli desarrolla una campaña signada por una agenda frenética, plagada de actos y visitas a municipios, en busca de quebrar -como Cristina en las primarias- la barrera del 50% de los votos, sinónimo, en el criterio del kirchnerismo, de un posicionamiento definitorio de cara a la interna de ese espacio.
Su compañero de fórmula, Gabriel Mariotto, aunque nunca asumió ante micrófonos posiciones demasiado discordantes -su objeción al proyecto de Scioli sobre regionalización fue planteada, en rigor, en un tono cuidadamente mesurado-, ha extremado en estos días aún más la cautela en sus expresiones públicas, de manera de no mostrar diferencias con el Gobernador.
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