La Provincia

Debate silenciado y otras tensiones

Scioli y Moyano en la reunión del PJ
Scioli y Moyano en la reunión del PJ

LA PLATA, Febrero 20.-(Por José Picon) En buena parte del peronismo bonaerense subyace una mezcla de bronca e incertidumbre. También, un pizca de resignación. Es que si faltaba alguna confirmación de que la Casa Rosada está decidida a bancar una candidatura a gobernador de Martín Sabbatella, las señales y las conversaciones privadas de los últimos días ya no parecen dejar resquicios para la duda.

 

Los barones del Conurbano, con todo, no están dispuestos a bajar la guardia. Pero habría que poner las cosas en su justo término: no son todos los intendentes del Gran Buenos Aires los que se muestran refractarios a la idea oficial. El kirchnerismo ha logrado meter cuña en ese vasto territorio con dirigentes que reportan a los designios y caprichos que brotan desde el pináculo del poder. El prudente silencio de varios de ellos en la discusión por las colectoras o el entusiasta apoyo de otros al proyecto oficial, son señales de que no puede hablarse de una postura monolítica.

 

Es, además, un debate que ven lejano los muchos intendentes oficialistas del interior. El pragmatismo más puro puede ayudar a comprender esa postura: Sabbatella tiene escasa o directamente nula presencia en los distritos más alejados al conglomerado del Gran Buenos Aires y una colectora con su nombre, estiman, no les generaría perjuicio alguno.

 

DEBAJO DE LA SUPERFICIE

 

Aún así, existe una tensión evidente en el peronismo provincial. La puesta en escena a la que se apostó en la última reunión de la conducción partidaria en Sierra de los Padres, no alcanzó a disimular el malestar de varios peso pesados del Conurbano. Eludir el debate de las polémicas colectoras que pretende reinstalar el kirchnerismo para juntar votos por dos canastas para la candidatura presidencial de Cristina Fernández, fue apenas un recurso para dilatar una definición que puede ser traumática.

 

Estos intendentes refractarios a compartir lista presidencial con Sabbatella, vienen pidiendo definiciones al gobernador Daniel Scioli. Pretenden que el mandatario salga al cruce de la estrategia K; que asuma, dicen, el liderazgo peronista provincial que no le reconocen a Hugo Moyano.

 

El sciolismo pareció por un momento caminar por ese sendero. La pelea que amagó dispararse sin freno con la Rosada hizo emerger incluso alguna línea talibán en el Ejecutivo provincial. Pero Scioli, más allá de algunos gestos de contención a los intendentes y mensajes enviados al corazón K, parece haber optado por no cruzar la línea roja.

 

Ya a principios de la semana pasada un alto funcionario sciolista admitía que la movida kirchnerista de habilitar una lista a Sabbatella estaba permitida por la ley nacional electoral. "Es una adhesión, no un colectora", señalaba. Fue, en rigor, la misma explicación que el ministro del Interior, Florencio Randazzo, llevó a la previa de la cumbre peronista del viernes.

 

GESTO A LOS INTENDENTES

 

Procurando evitar chisporroteos, Scioli conjugó esa concesión con gestos para contener a los intendentes más enojados: le dio vía libre a un proyecto para modificar la ley de internas bonaerense que beneficia claramente a los jefes locales, al elevar considerablemente el piso de votos que deben obtener las minorías para colocar representantes en las listas.

 

Ese proyecto esconde una señal a la Rosada. No es un inocente mecanismo para complicar a los posibles rivales internos que suelen florecer en los distritos peronistas: implica una forma de minar los armados contra esos intendentes que vienen con el aliento de sectores K. No resulta casual que dos hiperkircheristas como Emilio Pérsico y Edgardo De Petris, salieran a cruzar esa jugada en ciernes.

 

Ese es otro de los motivos por los que esa iniciativa finalmente no fue llevada a la reunión del PJ, pero no el único: hasta pocas horas antes de ese cónclave, el sciolismo y los legisladores e intendentes que la impulsan, no tenían la certeza de qué postura tendrían los consejeros K frente a esa embestida. Existían dudas acerca de si lo expresado por Pérsico y De Petris era la traducción literal del pensamiento de la Rosada o una interesada opinión más en este mar de conjeturas y s

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