Habiendo ya abordado esta iniciativa anteriormente a través de un proyecto de resolución aprobado por la Honorable Cámara baja de la Provincia en el año 2016, el diputado Gustavo Vignali decidió avanzar ahora para convertir en Ley -de una vez por todas- la reducción del desperdicio de alimentos en buen estado para su consumo.
El legislador rojense propone fomentar la recuperación y donación de alimentos excedentes con fines de solidaridad social, destinándolos prioritariamente a la utilización humana y, tal como lo manifiesta “contribuir a la eliminación del hambre en el territorio de la Provincia de Buenos Aires, promover la inversión e implementación de procesos productivos eficientes que reduzcan los desperdicios de alimentos”.
Para dimensionar la magnitud del fenómeno del derroche, vale señalar las cifras escandalosas que se registran en nuestro país: 16 millones de toneladas de alimentos son desechados cada año. Nada más ni nada menos que un 12,5 % de todo lo que se produce en el país.
Y se estima que una persona, anualmente, tira a la basura 38 kilos de comida. Datos que resultan lamentables cuando un 4,4 % de los hogares argentinos pasan hambre (de acuerdo a lo informado por el Observatorio de la Deuda Social de la UCA).
“Los explotadores de empresas alimentarias y/o productores de alimentos, ya sea derivados de la industria agrícola o de cualquier otra índole, pueden donar los excedentes alimentarios a entidades donadoras”, destacó Vignali, al tiempo que consignó que esas organizaciones caritativas pondrán los productos a disposición de las personas que lo requieran, colocando especial énfasis en la población en situación de calle, indigencia y pobreza.
La reducción del desperdicio involucra a aquellos productos que aún en óptimas condiciones, y cumpliendo los requisitos de higiene y seguridad, son desechados al perder el valor comercial por defectos de packaging, fechas de vencimiento próximas, promociones finalizadas, falta de demanda, excedentes por ineficiencia en el proceso de producción y recolección, etcétera.
Se trata de una iniciativa que también busca limitar los impactos negativos en el medio ambiente a través de aquellas acciones orientadas a reducir la producción de residuos y promover la reutilización y el reciclado.
“En cuanto a los excedentes de alimentos no aptos para el consumo humano podrán cederse para el sustento vital de los animales y para el autocompostaje o para el compostaje aerobio”, aclaró el diputado.
La cultura del derroche es una problemática triste que aqueja a nuestro país, y de la cual la provincia de Buenos Aires no es ajena.
El proyecto de ley de Vignali se ve motorizado, tal como él lo expresa, en que “uno de los objetivos primordiales del Estado provincial es la reducción del hambre de la población, lo que sin dudas mejorará la vida de los más vulnerables, beneficiando no solo su nutrición sino también su vida de relación y posibilidades de desarrollo individual”.