Diciembre se caracteriza por el festejo y como es una (mala) costumbre, se utiliza todo tipo de pirotecnia y fuegos de artificio para la celebración sea de Navidad o de Año Nuevo.
Desde el año anterior, existe una ley que incita a no hacer uso, venta de fuegos artificiales y para quienes lo hagan, se aplica una multa sancionada por el municipio Ramallo.
La normativa fue impulsada por padres de niños autistas, así como también organizaciones protectoras de animales.
A días de las fiestas, el municipio emitió nuevamente el comunicado, afirmando y recalcando que estaba prohibida la comercialización, utilización de fuegos artificiales, y se recalcaba la ordenanza, con fuertes multas para quienes no lo cumplieran.
De hecho, días antes, clausuraron un local en Ramallo pueblo que no respetó la ordenanza y vendía pirotecnia, motivo por el que fue sancionado.
Para graficar aún mejor la situación, el día 24 y 25 de diciembre, días claves en la utilización de artificios, no se sintieron ni ruidos, ni estruendos, por lo que fue evidente que la norma se hizo sentir y notar, salvo casos excepcionales, los ramallenses respetaron la ordenanza, y beneficiaron a toda la comunidad.