Este domingo 10 de diciembre se realizó la sesión de asunción en el Honorable Concejo Deliberante.
Los ediles que dejaron su banca son: Rómulo Desposito (ausente), Sergio Romá (ausente), Ricardo Gorostiza (ausente), Héctor Sbuttoni (ausente), Patricia Gómez, Jordana Dentone, Luis Onofri y María José Mendiburu.
Y asumieron: Gustavo Perié, Sergio Costoya, Soledad Agotegaray y Mercedes Grilli (Cambiemos), Silvia Di Bacco y Norberto Mancini (Unidad Ciudadana) y Maira Riccidardelli y Diego Ramírez (1País).
Sin embargo, no fue la típica sesión en el Concejo ya que se dio de manera atípica por varias razones: la ausencia de los concejales, del intendente municipal Mauro Poletti, y además, los disturbios en las inmediaciones.
Tampoco la sesión fue caracterizada por despedidas o discursos de bienvenida de los concejales salientes o entrantes, ya que se dio de forma maratónica y por momentos, parecía cronometrada.
La presidencia del cuerpo quedó en manosde Sergio Costoya; el secretario será Leo Amaya; la vicepresidencia primera estará ocupada por Silvia Di Bacco y la segunda quedó a cargo de Diego Ramírez, en todos los casos, aprobados por unanimidad.
“¡Ramallo no se vende!”
Un numeroso grupo de asambleístas de la ONG Unidos por la Vida y el Medioambiente se movilizó mientras se realizaba la ceremonia, en rechazo a la aprobación del Código de Ordenamiento Territorial.
Los activistas se encontraban en la puerta de la Municipalidad, esperando para entrar al recinto y expresar el descontento por la aprobación de la ordenanza, pero, los concejales que decidieron aprobar dicho código no se hicieron presentes: Sergio Romá, Héctor Sbuttoni, Ricardo Gorostiza y Rómulo Despósito.
Del mismo modo, llamó la atención la ausencia de los funcionarios municipales.
Las puertas del municipio se encontraban herméticamente cerradas, con gran presencia de seguridad, y los que debían asistir debieron hacerlo por la puerta de atrás.
La salida de la gente se realizó de manera normal, sin disturbios, aunque afuera se encontraban muchos asambleístas con pancartas y carteles al grito de “Ramallo no se vende”, demostrando su descontento.