Desde el oficialismo con responsabilidades institucionales, sólo el gobernador Scioli aportó sensatez. Están tan mal las cosas que su defensa del derecho de Legrand, Tinelli y Susana a expresar públicamente su preocupación y su demanda de freno a una delincuencia asesina, sin ser por eso vituperados y acusados de cualquier cosa, resultó necesaria y destacable. Opinar es un derecho inalienable que debería poder ser practicado por todos y cada uno de los ciudadanos sin necesidad de que alguien tenga que defenderlos.
Pero además esos cruces derivaron en una polémica que acapara la atención y amenaza con desviarla del eje del drama de la inseguridad.
Los asaltos se llevan la vida de un bonaerense cada cuatro días. Es la media que surge de lo que pasó en el primer semestre de este año. Es necesario reiterarlo porque sólo unas pocas de esas muertes trascienden con la fuerza necesaria para obligar a los funcionarios a asumir públicamente una realidad que la ciudadanía ya conoce porque la padece diariamente. Esta vez fue el caso Cáceres -quien, a 15 días del ataque, aún pelea por su vida- el que reinstaló el tema. Y fue en ese marco, cuando se esperaban de su área precisiones sobre cómo se encarará esta situación crítica, que el ministro de Seguridad bonaerense, Carlos Stornelli, anunció que preparaba un proyecto orientado a darle más poder a
Es complejo hacer observaciones, sin ser malinterpretado, sobre un plan que contempla, por caso, sanciones para quienes cortan las calles y para los que marchan encapuchados y ostentando palos y fierros en ostensible actitud intimidatoria. Pero no puede dejar de advertirse que, más allá de algunas medidas acertadas sobre "fenómenos" de estos tiempos, el proyecto que anunció Stornelli y que trascendió por estas horas constituye un largo decálogo de "inconductas" que quizás podrían hacerle "ganar la calle" a
El proyecto en cuestión mezcla viejas contravenciones con delitos ya tipificados y previstos en legislación vigente (hasta en la Constitución, como la obstaculización del libre tránsito), sin que se entienda porqué hasta ahora no se han combatido; asuntos en los que
Esta reforma incluye, así, la tenencia de "animal peligroso o salvaje", la realización de obras que obstruyan un camino sin autorización, el "descuido de una demolición o de construcciones que pongan en peligro la seguridad de las personas", y hasta "la colocación de carteles o inscripciones de cualquier naturaleza en edificios, monumentos, paredes o cercos, sin permiso municipal", los ruidos molestos y la formación de basurales.
No caben dudas de que se trata de infracciones que deben sancionarse. Lo que se plantean los especialistas es que se trata de un compendio de funciones municipales básicas. Y el interrogante es si
Mientras tanto,
Es importante, en fin, que el Estado recupere la calle para restablecer pautas de convivencia y el orden que parecen perdidos (aunque algunas de las medidas proyectadas son muy controvertidas). Lo que no resultaría útil ni bueno es que se presentara como esencial para combatir la delincuencia un conjunto de medidas que ya existen -pero no se aplican- y de otras nuevas