El País

Danza con lobbys

CAPITAL FEDERAL, Agosto 08.-(Por Mario Wainfeld) Una cena muy nutritiva con los popes de la derecha panperonista. Curiosas lecturas de la política local. El rompecabezas de los federales, la obcecación de Reutemann. La táctica de Duhalde. La espera de Macri, el desafío de Solanas. Variedades sobre el panorama electoral, a un año de las primarias.

 

El tópico “se juntaron para la foto” es comprensible pero insuficiente: puede querer graficar encuentros bien distintos. A veces, la foto es un simulacro para disimular o desmentir la mala onda entre quienes posan. Otras, en cambio, ratifican acuerdos o hechos que se quieren “inmortalizar”. Los álbumes de familia y los políticos contienen imágenes de ambos tipos. Las fotos de la plana mayor de la Unión Industrial Argentina (UIA) y la Asociación Empresaria Argentina (AEA) o la de los presidentes Cristina Fernández de Kirchner y Lula da Silva dan cuenta de un pacto político y de tratados firmados. Esos hechos hablan de unidad, de proyectos futuros, la foto registra las intenciones.

 

Contra lo que reza un slogan facilista, esas imágenes no “valen” más que mil palabras, antes bien condensan discursos, saberes o circunstancias añejados. Las estampitas, cierto es, comunican a menudo mejor que los densos textos sagrados pero los tienen de precedente o de contexto.

 

La ausencia de imágenes de un encuentro VIP es tan gráfica como la mejor foto. El enigma acompaña al poder como la sombra al cuerpo.

 

La liturgia, siempre, transmite más que el mero texto de los sermones. Héctor Magnetto dispuso su mesa. Eduardo Duhalde, Francisco de Narváez, Mauricio Macri, Carlos Reutemann y Felipe Solá se acodaron a ella. Francisco y Mauricio no se dirigían la palabra, levantaron el cono del silencio. Los cinco comensales se miran de soslayo, acudieron como si fueran uno.

 

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Dónde se compartió el pan entre compañeros, quién ocupó la cabecera son datos relevantes desde la última cena hasta la más reciente. Hay un mensaje inequívoco cuando un convite es promovido por uno de los más poderosos empresarios de la Argentina y se celebra en su casa. La condición de local gravita tanto en la política como en el fútbol. Uno manda, los otros van al pie.

 

El supuesto sigilo agrega sentido, el pacto de silencio trasluce otros contratos, previos o ulteriores.

 

Contra el congelamiento que presuponen la foto o su elusión, es necesario recordar el pasado, aun el más cercano. Todos los convidados fueron y son cruzados contra la ley de medios audiovisuales, que quizá no sea la madre de todas las batallas pero sí una tía muy querida. O una madrina.

 

Un peón del “espacio” que comulgó con Magnetto, el diputado Enrique Thomas, ya cumplió tareas serviciales. Fue, entre otros “peronistas federales”, promotor de un amparo tendiente a frenar in totum la aplicación de la ley. Thomas, que se subordina a Solá, hizo de procurador de los multimedios o de lacayo, según usted prefiera. En su Mendoza natal (que cobija al grupo Vila-Manzano) consiguió jueces y camaristas sin ley que dieron curso a su pedido. La Corte Suprema revocó la suspensión, con fundamentos muy severos: sentenció que la demanda y las consiguientes sentencias violaban todas las reglas procesales y constitucionales, entre otros motivos porque el solícito Thomas carecía de “legitimación” (derecho propio) para litigar. Hacía trabajo sucio para otros, ganaba para su jefe los entremeses de la comida.

 

La concesión de “la política” a los poderes fácticos se registra, obscenamente, semana a semana. Demasiados dirigentes buscando el aplauso fácil en la Rural, demasiados cenando con el CEO de Clarín.

 

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