Lejos de preocuparse por la situación, la presidenta Cristina Kirchner y su esposo parecen destinar su tiempo a otros menesteres, como es hacer propaganda con el nuevo DNI como si fuese un giro copernicano en el Estado: llamativamente se grita a los cuatro vientos que el sistema es ajeno a los negociados, como si se tratara de un hecho inédito y no de una obligación.
Hace meses que la primera mandataria no habla de la ola de delitos que pone en vilo a la sociedad y la estrategia pasa por dejar que del tema se preocupen
La única reacción de
Resulta evidente que los Kirchner optan por considerar la inseguridad desde un punto de vista ideológico, y no como parte de una política de Estado. El hecho de haber priorizado el clientelismo, en lugar de implementar políticas universales para combatir los bolsones de pobreza e indigencia estructurales que existen el país, trajo sus consecuencias: muchos de los delincuentes que terminan asesinados por un auto son los excluidos que no tienen la más remota chance de acceder a un trabajo digno.
Por lo bajo, los Kirchner están convencidos de que la inseguridad es sólo una sensación, construida por los medios. Y eso le impide ver las raíces de los problemas: si el 40% por ciento de la población es pobre, si hay 500 mil jóvenes que no estudian ni trabajan en el Gran Buenos Aires, difícilmente haya paz social entre los que no tienen absolutamente nada que perder y una clase media cada vez más aterrorizada. Y a esto se le suma que las fuerzas de seguridad han sido vapuleadas por el poder político durante años, lo que imposibilitó la implementación de reformas que tiendan a profesionalizarla. Difícilmente, en estas condiciones se pueda entablar una lucha contra las bandas delictivas que operan en territorio provincial.
La estrategia del gobierno de Daniel Scioli, ante la ola de reclamos ciudadanos, pasó más que nada por volver a anunciar leyes rigurosas para que
Scioli, tibiamente, ha intentado tomar cierta distancia del kirchnerismo, al plantear propuestas más ligadas a la mano dura que no encuentran eco en
Otros dolores de cabeza
Los dramas del gobierno bonaerense no sólo se remiten a los problemas de seguridad. A medida que el año va llegando a su fin, las dificultades económico financieras se agudizan cada vez más al punto que aún no se sabe a ciencia cierta cómo y cuándo se pagarán los aguinaldos en la administración pública provincial.