Por Martín López Lastra
La embestida a veces viene desde donde menos uno imagina. Y eso pareció ocurrir en un reiterado escenario de actos oficiales y políticos donde suelen verse la cara Néstor Kirchner y Daniel Scioli. Es evidente el impacto registrado por el pase de facturas del primero por el silencio preocupante del gobernador y su imposibilidad de combatir la inseguridad.
Ya se conoce en detalle qué se dijo sobre Scioli y su confesada limitación. También las respuestas que dio a conocer Aníbal Fernández, quien, a su vez, transgredió su intimidad al relatar el contenido de una conversación privada telefónica.
El esfuerzo pasa por conocer la génesis de esta actitud tan sorpresiva del kirchnerismo que por momentos lo tuvo cercado a Scioli. Ese interrogante tiene un origen configurado por varias vertientes que lo nutren. Uno de ellos se alimentó en las últimas horas y tiene que ver con lo político. En buen romance, una espasmódica reacción del padre del proyecto nacional por una encuesta que deja muy bien parado al gobernador para anotarse como único delfín para
El sondeo de Ibarómetro, que fue muy potenciado desde círculos sciolistas, le otorga un sorpresivo porcentaje del 30 por ciento de intención de voto al mandatario provincial. Pero lo notable es que incrementó su ventaja sobre el inmediato perseguidor, Francisco De Narváez.
Lo sorpresivo pasa, tal vez, por lo prematuro de un alto porcentaje a casi un año de la votación. Es llamativo que uno de cada tres bonaerenses ya tenga firmemente decidida su elección por Scioli, pero también es llamativo que, en su conjunto, otro porcentaje similar ya esté también definido hacia otros candidatos opositores como De Narváez, Ricardo Alfonsín (quien no se postuló) y Martín Sabbattella.
Sobre este último, quien suele oscilar entre un progresismo autónomo y un kirchnerismo critico, se comenta cada vez con mayor fuerza que podría encabezar una boleta provincial, pero a su vez colectora para la fórmula presidencial encabezada por Kirchner. Esa especie tal vez tenga asidero con la preocupación de despabilados transversales. Estos también quieren avanzar con una fórmula encabezada por el funcionario de Cancillería Eduardo Sigal acompañado por gente cercana al intendente de Quilmes, Francisco “Barba” Gutiérrez.
Cada vez son más los postulantes que, natural o artificialmente, se comprometen a participar del espacio kirchnerista. La gran duda es si esto beneficiará la ampliación del espacio en términos de votos o puede promover importantes cortes de boleta, empezando por Daniel Scioli. Sobre él no se sabe si el famoso 30 por ciento proviene exclusivamente de las filas del electorado “k” o si también se nutre de independientes y, por qué no, peronistas disidentes desencantados con Francisco De Narváez.
Con respecto al diputado nacional opositor, varias voces de analistas se han pronunciado sobre el fuerte precio que pagó por un indefinido coqueteo entre sus aspiraciones a Provincia y a Nación.
Hubo un esmerilamiento tal vez producto de una reacción casi cantada de determinados electores que repudian ser segunda opción. También se viene otro esmerilamiento más producido y operado sobre el cual De Narváez ya está alertado.
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