Tal como ocurrió con la ley de Medios, y está sucediendo ahora con la reforma política, la oposición quedó nuevamente tecleando, sin poder de reacción. Y por ello aguardan que llegue cuanto antes el recambio legislativo para poder, al menos, retomar un poco de iniciativa.
Pero no todo lo que brilla es oro, y menos en el universo K. El decreto que establece la asignación universal lejos está de desterrar el clientelismo, dado que sólo estará bancarizado el pago del 20% de los $ 180 que se pagará por cada hijo a desocupados y trabajadores precarizados. Es decir, el reparto seguramente seguirá estando atado a la red clientelar que maneja con mano firme
Esta movida se complementa con el programa de cooperativas para reclutar desempleados que ya generó una guerra entre las agrupaciones piqueteras que responden a los mandatos K, que se ven favorecidas en el reparto de recursos, y las organizaciones de desocupados más críticas de las políticas oficiales. La pelea podría derivar en piquetes masivos, con graves trastornos para los ciudadanos necesitados de circular y que nada tienen que ver con las decisiones que se adoptan en el seno del poder.
Además, los más de $ 10 mil millones que se necesitarán para pagar esta asignación saldrán de los fondos de
Con la asignación universal, el kirchnerimo aumentará su caja para hacer política de cara a las presidenciales de 2011. Los $ 180 que se pagarán por cada hijo se destinarán en su gran mayoría a consumo por parte de los beneficiarios, con lo cual aumentarán considerablemente los fondos que se obtienen con el impuesto al Valor Agregado (IVA): el 42,34% de la recaudación se lo queda el Gobierno nacional. Es decir, poco cambiará para las provincias que, como Buenos Aires, se encuentran con la soga al cuello por los problemas económico financieros.
Al gobernador Daniel Scioli se le avecina una semana más que difícil teniendo en cuenta la imposibilidad de cumplir con los reclamos de aumentos salariales de gremios docentes que volverán a paralizar las clases esta semana, a los que se les sumarán los gremios mayoritarios de los empleados estatales. La falta de recursos hace que las autoridades provinciales ni siquiera puedan plantear una política salarial para el año que viene.
Si bien la asignación universal es una medida positiva para asistir a los sectores socialmente más postergados, por sí sola de poco servirá para combatir los grandes bolsones de pobreza estructural.
Las políticas asistencialistas se convierten en un mero parche si no están acompañadas de planes estratégicos para desarrollar la producción y el empleo. Y ello es lo que precisamente brilló por su ausencia en los más de 6 años en que los pingüinos se encuentran en el poder. Difícilmente ahora estén decididos a cambiar.
Si hay una enseñanza que dejó el estilo de gobernar de los Kirchner es que siempre existe una importante distancia entre lo que se dice y lo que se hace. No fueron pocas las veces en que iniciativas que apuntaban a instaurar cambios profundos se terminaron diluyendo por la falta de voluntad política, o incapacidad. Sólo hay que recordar lo que sucedió con los innumerables anuncios sobre la reactivación de los ramales y talleres ferroviarios, o respecto al plan de Inquilinos que planteaba otorgar créditos accesibles, y a tasa fija, para que miles de familias pudieran cumplir con el sueño de la casa propia. A las palabras de los Kirchner y sus amigos se las lleva el viento.
En tanto, el otro tema importante impuesto por el Gobierno en la agenda pública es la tan mentada reforma política, que a su vez actúa como una cortina de humo para evitar tratar otros temas que requieren urgente tratamiento.