Panorama político bonaerense

La paciencia desbordada

La carta que se está esperando sobre la mesa es la que pueda exhibir el propio gobernador. Y aún no aparece en este juego.
La carta que se está esperando sobre la mesa es la que pueda exhibir el propio gobernador. Y aún no aparece en este juego.

Por Martín López Lastra

 

 

Si antes se conocía poco sobre la cintura política del gobernador Daniel Scioli, las circunstancias exigen ahora obtener más precisiones sobre esa virtud.  No sólo se trata, como ocurrió con su carrera política, de mantener una actividad intensa de gestión o de estar en el momento justo y en el lugar justo.

 

En su entorno de especialistas y funcionarios se hizo todo lo aconsejado por el manual.  Ahora deberá ser él quien mueva los trebejos en este tablero tan especial.

 

No se trata sólo de Martín Sabattella y de su colectora. Se trata también de un debate doctrinario y político imprevisto que irrumpe un escenario que le sentaba cómodo a Scioli.  Éste quería mostrar una versión ampliada del kirchnerismo sujeta a una interpretación más laxa que sólo se resume a obras.  Se trata de explicar el paradigma político sobre el cual se deben fundamentar las decisiones políticas, algo a lo cual escapó permanentemente el mandatario.

 

El debate lo deja expuesto ante una imagen de acompañante independiente del kirchnerismo y hacia una situación en la cual se lo condena ideológicamente como un político derechista, algo que viola los mandamientos del kirchnerismo.  Justamente la discusión del día a día lo lleva a tomar una definición de apuro, porque la aparición de Sabattella hace que Scioli contraste como si fuera la derecha. Se hace difícil mantener la gran casa familiar donde él puede cobijar a todos lo que quieran entrar.

 

Sabattella, al modo en que suelen hacer los boxeadores experimentados, presiona e intenta explotar las debilidades de su adversario. Lejos de desaparecer su amenaza política de instalación, se suman kirchneristas periféricos y más comprometidos en lo funcional con el proyecto. Recientes declaraciones de Luis D’Elía con críticas duras al gobierno provincial y el apoyo del diputado Agustín Rossi a su colega y ex intendente de Morón, resultaron ser atizadores de un fuego preocupante.

 

En tanto, la Casa Rosada también jugó en contra con el silencio de Cristina, pero con académicas explicaciones favorables a las listas colectoras de parte del director electoral, Alejandro Tullio, y del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández. En territorio bonaerense, los kirchneristas, que abundan en los bloques legislativos oficiales, hicieron "mutis por el foro" al ver las señales desde Balcarce 50.

 

Scioli quedó comprometido en un laberinto con difícil salida. Es muy posible que haya cobrado cierta devolución por sus permanentes amagues para lanzar su candidatura presidencial ante cierta indefinición de Cristina. Pero la complicación persiste.  Nadie le garantiza hoy a Scioli que haciendo un expreso renunciamiento tenga la exclusiva candidatura a la gobernación.

 

El terreno se hace aún muy pantanoso porque el silencio del jefe de estado provincial pasó a tener distintas valoraciones.  Cuando se delega demasiado en operadores también se puede connotar ciertas tibiezas para encarar personalmente una situación que lo tiene exclusivamente a él como destinatario.

 

Por el momento la situación sigue siendo delegativa por parte de Scioli.  Por eso, dos funcionarios en menos de 72 horas.  La calidad de los funcionarios y sus formas en que lo hicieron hablan a las claras de una preocupación manifiesta.

 

Gustavo Marangoni, vice del Banco Provincia y vocero

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