El País

Lo llaman “Honorable”

CAPITAL FEDERAL, Septiembre 12.-(Por Mario Wainfeld) Una panorámica sobre el Congreso que aspira al Guinness. Dos proyectos sobre el mismo tópico, en sendas Cámaras, en paralelo. Distracciones e internas en el Grupo A. El Presupuesto, lo que se viene. Glaciares, las petroleras en acción. El 82 por ciento, la ilusión opositora. Y algunos detalles más.

 

 “Dura derrota K en el Congreso”, he ahí el titular de los diarios que alucina al Grupo A. A seis meses de iniciado el período de sesiones, su desempeño colectivo deja mucho que desear, sobre todo para su vanguardia corporativa, que, como una hinchada de fútbol, le reclama garra sin reparar en que también le falta buen juego. En esta semana dieron cuenta de su entropía dinamizando dos proyectos paralelos sobre Acceso a la información. Obtuvieron dictamen favorable en Diputados y “media sanción” en el Senado. El saldo, bien mirado, fue decepcionante.

 

Hasta las organizaciones no gubernamentales que impulsan esa medida regañaron al archipiélago opositor: Poder Ciudadano, la ADC, el CELS, la ACIJ, entre otras, cuestionaron el tratamiento simultáneo y “la falta de coordinación”, dejando sentada su preocupación por el producto. Dos que no hacen uno, cifraría el cronista, puesto a simplificar. El ejemplo es anecdótico pero refleja un cuadro general. En la ansiedad por ganar terreno se promueven leyes mal redactadas, sin sustento, poco serias.

 

Asuntos de detalle motivan seguidillas de votaciones, imposibles de seguir para cualquier ciudadano, por interesado que sea. Cualquier minucia desata una escaramuza, hasta la comisión que es “cabeza” del tratamiento de un proyecto. Los legisladores “A”, que juegan de locales en la Cámara baja, pierden votaciones por carencias chocantes. Algunos se retiran al anochecer y desguarnecen su mayoría. Otros se dan un respiro para ver a la Selección. El Frente para la Victoria, una primera minoría batalladora y orgánica, saca módicas ventajas.

 

En marzo se descontaba una seguidilla de leyes opositoras aprobadas, que pondrían a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el brete de vetar todas las semanas. Se daba por hecho que eso la desestabilizaría, en la prospectiva electoral o en la propia gobernabilidad. Los vaticinios, hasta ahora, no se corroboraron. Ni una ley “A”, ni un veto obligado.

 

Llegará el día, que se sigue demorando. No será esta semana en la que no habrá sesiones. El jefe de Gabinete se costeará al Honorable Congreso, para tener su payada con los opositores, twitteando de viva voz.

 

Quizás el 13 de octubre, en el Senado, se apruebe la implantación del 82 por ciento móvil. La aspiración opositora es la misma de antaño: no la vigencia de la norma, sino el veto que desacredite al oficialismo. El porotómetro, ya es norma, sugiere final de bandera verde. La suerte no está echada pero el bloque del Frente para la Victoria (FpV) confía en frenar la ley, aliviando parte del costo hipotético a la Presidenta.

 

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Por supuesto, Presupuesto: La primavera se acerca, los pájaros se buscan y se entreveran, los romances son más viables, las ropas de invierno ceden lugar a la sugestión o a la exhibición generosa. También es tiempo de rutinas menos románticas, como la llegada del Presupuesto a Diputados. El clima y la cultura política imperantes auguran vociferaciones y debates poco inteligibles, más allá de la obviedad de los alineamientos. El oficialismo confía en que algunos legisladores, en línea con sus gobernadores, mirarán en detalle cómo se contemplan los intereses de sus provincias. Tal vez, sólo tal vez, eso abra grietas en los agrupamientos convencionales. Economía, aseguran espadas parlamentarias del FpV, enviará un Presupuesto más ceñido que los anteriores, con una previsión de crecimiento del PBI sensata, rondando el 6 por ciento. Esa cifra, cercana a la posible realidad, pretende limar las resistencias opositoras. Difícil que el chancho chifle, pero mientras hay recinto hay esperanzas.

 

Al oficialismo no le quita el sueño que la apodada “ley de leyes” quede en el camino, sin aprobación. Se trabajaría con el Presupuesto 2010 “reconducido”, esto es prorrogado de facto. Así sucedió durante muchos años, hasta que la sustentabilidad política y económica del kirchnerismo permitió un funcionamiento algo más serio. La división de poderes desalienta un presupuesto de diseño opositor, dejaría pintado al oficialismo. La contienda está por comenzar, será como todas.

 

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