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Sismo

El gobernador Scioli recorrió obras en Merlo
El gobernador Scioli recorrió obras en Merlo

LA PLATA, Septiembre 12..-(Por Marisa Alvarez) En la noche del jueves no hubo habitante de la Gobernación que no sintiera que la tierra se movía bajo sus pies. A lo largo y lo ancho del peronismo oficialista bonaerense, entre la sorpresa y el estupor, la dirigencia también se estremecía. La oposición no daba crédito a sus oídos y la conmoción se extendía a sus ámbitos. El golpe que Néstor Kirchner le propinó a Daniel Scioli, reclamándole en público que "diga quién le ata las manos" para combatir la inseguridad, provocó en "la política" un efecto similar al de un sismo. Y la consecuencia de los terremotos es bien conocida: genera inmediatas solidaridades con las víctimas.

 

El impacto negativo de la reprimenda de Kirchner al Gobernador se sintió ya en el mismo acto de La Boca en que el ex Presidente desgranó el discurso de la furia. Era la presentación de un espacio oficialista -otro más y van...- armado por un grupo de intendentes que lidera Julio Pereyra (Florencio Varela), y los organizadores y sus invitados especiales no pudieron evitar que el asombro y la preocupación se reflejaran en sus rostros a medida que Kirchner avanzaba en su mensaje. Los comentarios posteriores en ese mismo lugar, que al día siguiente serían retomados en incontables conversaciones telefónicas, mostrarían a la dirigencia alineada con la Casa Rosada demudada y convencida de que "Kirchner fue esta vez demasiado lejos".

 

Esas críticas al "jefe", sin embargo, se lanzaron bajo la consigna de la reserva y nunca saldrán de allí. Quienes sí se explayaron en público fueron los referentes de la oposición, básicamente -aún mechando sus conocidas y duras posturas críticas de la gestión de Scioli en materia de seguridad- para repudiar el mandoble del ex Presidente al Gobernador.

 

La excepción a esa reacción espontánea de solidaridad con Scioli se dio en círculos ultrakirchneristas, donde el episodio de La Boca fue literalmente celebrado. Ocurrió, por caso, en la capital bonaerense, a tres cuadras de la Gobernación. Kirchner pronunció el discurso de la furia mientras los equipos de Amado Boudou y de los funcionarios nacionales y legisladores que lo habían invitado a la Ciudad -Julio Alak, Homero Bibiloni, Eric Calcagno, Guido Carlotto- preparaban el arranque de un acto del ministro de Economía. Y la "noticia" del golpe de Kirchner a Scioli generó en ese ámbito una euforia que nadie se ocupó de disimular.

 

LAS CAUSAS

 

De cara al futuro, de cualquier modo, la primera clave refiere al pasado. ¿Por qué arremetió Kirchner en público contra su dirigente más leal y con el tema más caliente y complejo de la gestión provincial?

 

La embestida pública sorprendió a propios y extraños. Pero Scioli tenía indicios de que la frase de las "manos atadas" había inquietado a los Kirchner. El primer alerta lo recibió cuando, apenas trascendió en boca de Juan Buzali, el esposo de Carolina Piparo, la embarazada baleada en una salidera, lo llamó el jefe de Gabinete nacional, Aníbal Fernández, para preguntarle qué había "querido decir".

 

Sin embargo, la sospecha de que hubiera podido referirse al gobierno nacional -se especula con una presunta alusión a la insuficiencia de los recursos que recibe la Provincia o a las posturas del kirchnerismo frente a las leyes penales- había quedado largamente disipada por el propio Scioli antes del discurso de la furia. Luego de que Buzali contara que Scioli le había dicho que tenía "las manos atadas" hubo algunas horas de silencio en la Gobernación. Pero al segundo día el propio Scioli enfocó críticamente a la Justicia, señalando que el Ejecutivo no maneja todos los resortes de la seguridad para resumirlo en un ejemplo: "yo puedo detener a una banda, pero no dictarle la condena -dijo- ni prometer que alguien va a estar preso de por vida". Y habló también de "los que meten cizaña" para "hacer pelear a la Provincia con la Nación", para subrayar: "el gobierno nacional viene llevando adelante en este tema como en otras áreas inversiones muy importantes, sin tener responsabilidad, porque la seguridad es un tema de los gobernadores".

 

¿Esas explicaciones públicas de Scioli no alcanzaron o Kirchner no le creyó? Un día antes del acto de La Boca el ex Presidente analizó con un operador de su confianza el panorama electoral en diversas provincias y, cuando llegaron al capítulo bonaerense, expresó un enorme enojo con el Gobernador y advirtió que en breve actuaría "en consecuencia".

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