El País

¿Son o existen?

CAPITAL FEDERAL, Noviembre 14.-(Por Mario Wainfeld) La dispersión del Grupo A, debate sobre su existencia. Los peronistas confederales, en trance de secesión. Los radicales, mejor ranqueados pero con internas intempestivas. Carrió, el aguijón contra los correligionarios. Macri en una encrucijada, con la tropa dividida. De Narváez, menguante y en espera. Las encuestas, los datos, el clima en el oficialismo.

 

- A mediados de 2008 todo estaba resuelto: Cristina Fernández de Kirchner terminaría maltrecha su mandato presidencial. O, quién sabe, renunciaría antes. El vicepresidente no positivo, Julio Cobos, emergía como la gran esperanza blanca para relevarla.

 

- En junio de 2009 todo seguía resuelto, con ampliación del elenco de vedettes opositoras. El senador Carlos Reutemann se sumaba a la lista de presidenciables, en base a su triunfo electoral y a la potencialidad que tenía para conducir al peronismo alternativo. La sangría de intendentes, gobernadores y dirigentes justicialistas que se auguraba como irrefrenable, engordaría su espacio. Cobos seguía firme. Las encuestas confirmaban: el Frente para la Victoria (ajustada primera minoría en las urnas y en el Congreso) estaba en mengua, jamás podía ganar en segunda vuelta.

 

- El Congreso sería el ariete opositor, agregaba la narrativa dominante. “La oposición” era un macizo conjunto que expresaba al 65 por ciento de los argentinos. El Grupo A tuvo dos bautismos simultáneos: el que le dio nombre y el de fuego entrando de prepo a las comisiones del Congreso. Se vaticinaba una seguidilla de leyes republicanas, redondas, implacables con el oficialismo. Las sesiones inaugurales excitaban a las corporaciones empresarias, a dirigentes y hasta a periodistas. Lidia Elsa “Pinky” Satragno, quien condujo vacilante la primera en Diputados, fue exaltada por periodistas independientes como una gran legisladora. Desde entonces, nada se supo de ella. Del Grupo A y sus componentes sí se supo. Tanto, que su implosión en la última semana sorprendió por su estridencia y magnitud pero no por su sesgo, que se edificó en años.

 

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El Grupo A, ¿es o existe? El Grupo A, pregona la líder cívica Elisa Carrió, existe. La diputada explica que ella lo dirigió hasta hace unos meses, que luego se apartó de ese rol. Y que volvió el miércoles pasado para frenar primero un Pacto de Olivos y luego “la Banelco de Cristina”. Esa acusación apunta al oficialismo pero también (mejor dicho, especialmente) al radicalismo. Dos puntas tiene el camino de la corrupción, Carrió coloca en una de ellas a sus ex correligionarios, ex aliados en el Acuerdo Cívico y Social, ex socios A.

 

- El Grupo A existe pero Proyecto Sur es una tercera posición, alternativa al mismo y al FpV, alega el diputado Fernando “Pino” Solanas, que acompañó mucho más a una opción que a la otra y no pudo generar una confluencia (menos una agenda) parlamentaria de centroizquierda, más allá de sus filas.

 

- El Grupo A es una expresión inventada por los periodistas oficialistas, pinta un relevante dirigente radical. Es cierto que hay una conjunción de fuerzas opositoras, pero sólo nosotros –agrega– somos un partido orgánico; los otros son grupos inconexos. Nos ha costado mucho tener una estrategia común. El peronismo federal es el “movimiento del odio y del rencor”, todos están peleados con todos. No trabajamos bien este año, comenta, porque hemos plasmado proyectos incoherentes, dado que cada uno agregaba su aporte, formando un horrible collage. En aras de la unidad armamos mamarrachos, como la propuesta de Consejo de la Magistratura, que es invotable. Diputados la aprobó, los radicales (con pudor) la cajonean en el Senado.

 

- El Acuerdo Cívico y Social, que aunó como opción electoral a radicales, socialistas, la Coalición Cívica (CC) y el juecismo, desaparecieron del mapa.

 

- Unión-Pro, la promisoria entente entre Mauricio Macri, Francisco de Narváez y Felipe Solá, que ganó en Capital y provincia de Buenos Aires, no puede organizar una cena para tres. Una vez los juntó Héctor Magnetto, CEO de Clarín, en su domicilio particular.

 

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Una sesión de miércoles: Al tratarse el Presupuesto, una sesión tensa por demás,

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