LA PLATA, Enero 17.-Pocas veces se puso de manifiesto la alarmante ausencia de materia gris en el Gobierno nacional como en la semana que pasó. Y el culebrón de resultado incierto por el manejo de las reservas del Banco Central no hizo más que mostrar el poco profesionalismo y la falta de cuadros técnicos en la administración K.
Llama mucho la atención que en el Gobierno nacional no se hubiesen percatado que meter mano en 6.500 millones de dólares de las arcas del BCRA abría la posibilidad de un embargo en Estados Unidos, donde los fondos buitres están al acecho. Esa posibilidad era una cuestión elemental, casi de sentido de común, pero hasta eso parece haber perdido el matrimonio presidencial.
Si ahora el país atraviesa por una crisis institucional no es por una situación excepcional, sino más bien por un problema estructural que varias veces se puso de manifiesto en las páginas de este diario: el matrimonio presidencial decidió rodearse de sumisos y aplaudidores en lugar de profesionales que puedan aportar soluciones reales a los problemas del país. Y ahora se están pagando las consecuencias.
Así es como si antes hubo una ministra de Economía que se tuvo que ir en medio de un escándalo por haberse “olvidado” una bolsa de dinero en un baño, y luego ese mismo rol lo ocupó un funcionario elaboró la bochornosa resolución 125; ahora en
Resulta evidente que a Amado Boudou el cargo le resulta demasiado grande, pero él no es el principal responsable, sino que lo son quienes determinaron que un funcionario sin experiencia en la materia -y con prácticamente nula capacidad política para negociar con los factores de poder- haya llegado hasta donde llegó.
Gobernar sin el menor sentido de la autocrítica, sin consultar a expertos y entendidos, provoca un aislamiento que puede ser muy peligroso. Pero los Kirchner parecen estar convencidos que
El matrimonio presidencial, además, obliga a quienes son sus aliados a que también se tiren de cabeza a la pileta. Así es como Daniel Scioli, en los últimos días, acrecentó sus críticas contra quien es hoy, junto con Julio Cobos, el enemigo público número uno de
Scioli calificó a Redrado de “provocador”, y se sumó a la ofensiva kirchnerista para desplazar al titular del Banco Central. Esta actitud también encuentra una razón económica: en la casa de Gobierno analizan que, en caso de prosperar el canje de deuda, la Provincia se podría ver beneficiada con una baja en la tasas de interés. La Provincia necesita conseguir financiamiento para cubrir el rojo de $ 10.700 millones que tendrá este año, y tiene prácticamente vedado el acceso a los mercados de capitales.
Eso no es todo. En un contexto de marcada estrechez económica, y cuando el presupuesto 2010 no contempla ni un centavo de aumento salarial para docentes y estatales, la Provincia deberá conseguir en el corto plazo al menos 4.500 millones de pesos para poder otorgar incrementos acordes a los que exigirían los gremios docentes y de empleados públicos. La situación es extremadamente compleja dado que se están acortando los tiempos: las paritarias comenzarán la última semana de enero.
El gobierno provincial consiguió algo de oxígeno en la semana que pasó, con un préstamo de 215 millones de pesos que le otorgaron cinco bancos nacionales, pero el crédito es de cortísimo plazo ya que deberá cancelarse en mayo. Sólo constituye un parche.
Definiciones políticas
El clima de incertidumbre económica que genera la pelea por los fondos del Banco Central se complementa con un clima de reposicionamientos políticos, como la movida que está realizando un grupo de intendentes, encabezados por Sergio Massa, para conformar una suerte de grupo crítico a los K dentro del justicialismo bonaerense.