El Gobernador, casi llevado de la mano -por no decir gentilmente empujado- por el ultrakirchnerismo hacia una candidatura por su reelección, profundizó en las últimas semanas su acercamiento con los sectores transversales y peronistas "no pejotistas" del mundo K, denominados "progresistas" por ellos mismos. Daniel Scioli sabe de las desconfianzas "pseudoideológicas" que inspira en ese universo, al que últimamente el ex piquetero Emilio Pérsico ha estado tratando de aglutinar con la incorporación de algunas "figuras estelares", como el ex canciller Jorge Taiana. Pero sabe también que, por sobre todas las cosas, ese sector se ha impuesto la estrategia de llenar -al estilo Moyano- las listas de candidatos con representantes propios, empezando por el segundo término de la fórmula para
Los ultrakirchneristas bonaerenses han estado jugando con las posibilidades de un aspirante propio a
CELOSOS EN ESTADO DE ALERTA
Ese acercamiento es ahora propiciado también desde la orilla sciolista, donde buscan armar un esquema electoral que no deje cabos sueltos. No sería, no obstante, un romance tranquilo. Podría despertar celos y despecho en más de un intendente y referente peronista, con quienes los ultra K suelen llevarse peor imposible, en la medida que la batalla de este sector por las candidaturas se traslade a los cargos municipales.
El armado sciolista podría presentar dificultades también para sumar a los vecinalistas -como el marplatense Gustavo Pulti- sin irritar a los intendentes peronistas. No es que se lleven mal, en este caso. Los gobernadores vienen sumando desde los
¿SE AMIGAN?
En el espacio del peronismo disidente, por su lado, enero también ha dejado algunas señales de su posible rumbo electoral. Su más notorio candidato a gobernador, Francisco De Narváez, no ha abandonado la soledad y las indefiniciones con que desarrolla su campaña. Pero la reconstitución de la sociedad que el diputado nacional conformó en el 2009 con Mauricio Macri y Felipe Solá está ahora más cerca que hace algunas semanas.
De Narváez tiene prácticamente decidido engancharse en una candidatura presidencial de Mauricio Macri. Más decidido tiene, en rigor, que no será candidato a gobernador por una lista que encabece Eduardo Duhalde, pero lo cierto es que, a esta altura, lo único que detiene el relanzamiento de la alianza entre el jefe de gobierno porteño y De Narváez es la resistencia de Macri a terminar de definir y formalizar su aspiración presidencial.
El virtual divorcio de Felipe Solá con Eduardo Duhalde -que ha sido uno de los datos políticos del verano-, en tanto, podría acercar nuevamente al ex gobernador a la sociedad con que el peronismo disidente derrotó al kirchnerismo en la provincia de Buenos Aires.
En la complejidad de los entramados electorales que se tejen por estos tiempos, mientras De Narváez y Solá se alejan definitivamente de Duhalde -al menos, de un Duhalde candidato a presidente, ya qu